Solo un 5% de niños señala el ‘castigo a los acosadores’ como medida para luchar contra el ciberacoso escolar

28 Abril 2016

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Solo un 5% de niños señala el ‘castigo a los acosadores’ como medida para luchar contra el ciberacoso escolar
  • Contárselo a un adulto, bloquear y denunciar al usuario que está acosando, guardar todas las pruebas o tener mucho cuidado con lo que se publica, son algunos de los consejos que los propios niños (1ºESO) dan a quien esté siendo víctima de ciberbullying.
  • No hay que olvidar que, si los acosadores tienen catorce años o más, serán responsables penales y podremos interponer la correspondiente denuncia por vía penal.

Con motivo del Día Mundial del Acoso Escolar (2 de mayo), la Fundación Legálitas ha realizado un estudio para conocer de primera mano qué opinan los menores sobre este creciente problema. El uso intensivo que realizan los niños, cada vez más jóvenes, de las nuevas tecnologías afecta también a la forma en la que el acoso escolar se produce, transcendiendo del mundo físico al mundo virtual, donde recibe el nombre de ciberbullying y siendo generalmente una continuación del mismo acoso.

El ciberacoso es por tanto otra manifestación del acoso escolar, siempre entre menores, que se produce a través de medios telemáticos (redes sociales, mensajería instantánea, videojuegos….), y en el que la víctima recibe de otros niños amenazas, insultos, ridiculizaciones, suplantaciones de identidad, vacío social… El fin es dañar la autoestima y el estatus social del niño que lo sufre, provocándole en ocasiones un gran daño emocional.

El estudio realizado, a través de un concurso de redacción escolar en el que participaron 100 menores de 1º de la ESO del Colegio San José de Cluny de Pozuelo de Alarcón, pidió que identificasen el problema, que opinasen sobre el mismo, que contasen cómo lo combatirían y también cómo castigarían, si fuera necesario, a los que lo provocan.

Entre las conclusiones se extrae que todos ellos conocen el problema y lo identifican cuando se produce: “El ciberbullying suele ocurrir normalmente entre adolescentes, porque se enfadan por alguna causa o porque simplemente a alguien no le cae muy bien otra persona y empieza a acosarla”; “Los acosadores actúan haciendo diferentes cosas: mandan insultos, burlas y palabrotas por mensajes, por WhatsApp … a la víctima, suben fotos o videos a Instagram o Facebook trucados, hacen comentarios malos en las redes sociales …” 

Consejos a la víctima

Cuando los niños escriben sobre qué aconsejarían a un compañero que está siendo víctima de ciberbullying, el consejo que más se repite (63,33%) es “contarlo a un adulto”, concretándolo en la figura de padres y profesores. Aconsejan denunciarlo a la policía en un 25,56% de los casos: “Si conocemos a alguna persona que esté sufriendo este tipo de acoso, debemos decírselo a un adulto de confianza, como pueden ser nuestros padres, tutores o profesores para que hagan algo al respecto y para que la persona afectada no se sienta mal. Y también, para que la víctima sienta que la gente que le rodea le apoya”; “Si otra persona cuelga fotos no adecuadas, no las reenvíes a tus amigos para reírte de la persona. Si es algo grave y ves que hay personas metiéndose con el niño o niña de la foto y crees que lo está pasando mal, díselo a la policía y que ellos tomen medidas”; “La familia es el mejor conductor de alegría y amor: es lo primero a lo que debéis recurrir si tenéis algún problema”.

Llama la atención que en un 6,67% de los consejos sea el cambio de centro escolar para la víctima y ninguno lo haya planteado para los agresores, ya que un cambio de esta naturaleza podría considerarse un castigo. “Otra solución puede ser cambiar de ambiente, ya que puedes conocer nuevas personas y empezar de cero tu vida”; “Lo más seguro y cómodo, es cambiarte de colegio, instituto, etc.”

Ignorar las provocaciones es también uno de los consejos que se repite en el 4,44% de los casos y reunir pruebas en un 3,33%: “A palabras necias oídos sordos. Es una frase que aunque nos pueda parecer una tontería, puede ayudarnos. Porque yo pienso: ¿qué más da lo que piensen los demás de mí?

Gravedad de esta conducta y sus consecuencias

Hemos observado también desde la Fundación Legálitas que los niños son muy conscientes de la gravedad de esta conducta. Un 34% hacen referencia al suicidio como posible consecuencia del acoso escolar: “las víctimas sufren muchas consecuencias como el estrés, la ansiedad o incluso el suicidio, al no poder aguantar más la presión del acosador”; “Todo esto que hace la gente, yo no le veo el sentido, porque hace que la otra persona se sienta muy mal”; “Hay otras veces en que desgraciadamente aunque el adulto intervenga, el asunto continua, y ahí es cuando uno tiene que confiar en si mismo y en sus cualidades, pero NUNCA llegar a la opción del suicidio”; “La vida de la gente es demasiado importante como para que se pierda por el ciberbullying. Intenta ayudar, pide ayuda…”

Entre los términos utilizados para describir esta conducta se encuentran las palabras “cobarde” y “maldad”. Son conscientes de que es algo que se hace para que el acosado se sienta mal e indican que nadie lo merece: “me gustaría decir que me parece muy cobarde, el hecho de que haya gente haciendo sufrir a otras personas, y más aún que lo hagan a través de una red social”; “No es lo mismo molestar e insultar a una persona cuando se puede defender que cuando se hace a través de una pantalla. El ciberbullying es de cobardes”; “tenemos que contribuir y hacer que este mal desaparezca, para que nadie más se sienta triste, ofendido y sin ganas de vivir, porque ninguno de nosotros se merece sentir y vivir así”.

Qué medidas se podrían tomar para prevenirlo

Entre las medidas propuestas por los niños destaca con un 58% la responsabilidad que tienen que asumir las redes sociales. Consideran que deben actuar moderando, expulsando a los acosadores de la red y permitiendo las denuncias de ese tipo de comportamientos: “Es necesario tomar serias medidas, como por ejemplo, no permitir que esa persona vuelva a conectarse a esa red social, como mínimo”; “Debería de haber una especia de moderador en todas las redes sociales, para que en cuánto sucediera algún hecho, el moderador lo expulsara de inmediato, sin que nadie tuviera que denunciar, ya que hay veces que no se atreve a hacerlo”.

Por otro lado, un 5% considera que la familia tiene que controlar a sus hijos para que no acosen. Consideran que las campañas de concienciación pueden ser de utilidad para un 11% de los niños y, por último, conseguir que los acosadores o potenciales acosadores se pongan en el lugar de las víctimas imaginando lo que sentirían si les ocurriera es una medida que el 26% de los niños considera que sería de ayuda para evitar estas conductas: “Aquellos que hagan sufrir a otras personas, creo que lo mejor es que piensen cómo se sentirían, si fueran la persona acosada, y cómo reaccionarían ante el sufrimiento de estar continuamente recibiendo insultos de la gente”; “Yo creo que los acosadores no se dan cuenta de lo que están haciendo al hacer pasar malos momentos a otras personas. Ellos deberían ponerse en el lugar de las víctimas y pensar como ellas, para que entraran en razón”; “Que la gente famosa haga campañas como las de “no al racismo” para que las personas se conciencien de lo mal que lo debe pasar una persona a la que acosan”.

Castigo a los acosadores

Tan solo en un 5% de los casos los niños hablan del castigo a los acosadores, el resto creen que deberían tomarse otro tipo de medidas para evitarlo. Sin embargo, debemos ser conscientes de que, si los acosadores tienen catorce años o más, serán responsables penalmente y podemos interponer denuncia penal en la Policía Nacional, Guardia Civil o directamente ante el Juzgado de Instrucción del lugar donde ocurren los hechos o Fiscalía de Menores si hay en la localidad.

El Código Penal califica como delito aquellos actos que supongan un trato degradante con menoscabo grave de la integridad moral, así como los actos hostiles o humillantes reiterados que supongan grave acoso contra la víctima. Si la situación no reviste gravedad sería un delito leve de vejaciones o injurias, perseguible en vía penal sólo si entre el denunciado y la víctima hubiera una relación de afectividad presente o pasada o de parentesco. Si los menores acosadores no tuvieran aún catorce años, serán inimputables penalmente y no pueden ser juzgados por vía penal ante un Juez de Menores. Tan solo cabría reclamar una indemnización por daños y perjuicios a los padres por los actos ilícitos cometidos por sus hijos.

La reflexión final la pone Carlos, el ganador del concurso: “Es triste que haya que aconsejar a las personas qué hacer en caso de acoso. Con lo fácil que sería que fuéramos capaces de convivir y de no hacernos daño unos a otros”, aconsejando a los niños que lo sufren hablar con personas cercanas en las que puedan confiar, bloquear al usuario que acosa, no contestar a los mensajes, fotos o videos que reciben, no facilitar en la red ningún datos de carácter personal y guardar todas las pruebas para poder utilizarlas más adelante. “Lo más importante es estar con la víctima. Siempre hay solución”, concluye Carlos.

Más dañino que el acoso físico

El ciberacoso puede ser incluso más dañino psicológicamente que el acoso físico, ya que la difusión de un contenido humillante o malicioso puede llegar a una gran audiencia y además no conoce horarios, por lo que los testigos son muchos más que si la agresión se produce en el patio del colegio y además puede continuar las 24 horas los 7 días de la semana.

Las nuevas tecnologías pueden además proporcionar una falsa sensación de anonimato y, alumnos que no se hubieran atrevido a hacerlo en persona, pueden dar el paso de convertirse en acosadores o alentadores del acoso en la redes. La defensa de los derechos de los menores es un deber de todos. Por eso, desde Fundación Legálitas, dentro de las acciones de concienciación en relación al uso responsable de las nuevas tecnologías que lleva a cabo de forma habitual, ha querido involucrar a los propios niños en la búsqueda de soluciones para combatirlo mediante la realización de un concurso de redacciones dirigida a niños de primero de la ESO.

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