Las cláusulas MAC: que son, cómo definirlas y ejemplos
07 Enero 2025
Las cláusulas MAC, contiene un origen en inglés que responde a Material Adverse Change, lo que podríamos traducir como cambio adverso relevante. Consisten en pactar de antemano las consecuencias que tendría si se produjera un cambio adverso relevante de un contrato.
Este tipo de cláusulas se suelen incluir en contratos de arrendamiento, contrato de suministros, compraventa de empresas y todos aquellos que nazcan en un mercado donde exista incertidumbre.
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Vamos a ponernos en situación imaginando que suceden estos eventos negativos:
- Se ha acordado la compra de una empresa y resulta que, en el momento de materializarla, la compañía que va a ser adquirida ha perdido su principal cliente.
- Hemos firmado un contrato de arrendamiento de un local para un negocio y, pasado un tiempo, recibimos una comunicación del ayuntamiento en la que nos comunica que nos retira la licencia y tenemos que cerrar.
- Se ha contratado la construcción o la reforma de una vivienda y, tras unos meses, acontece una fuerte subida del precio de las materias primas.
En cualquiera de estos tres ejemplos, podemos afirmar que las circunstancias en las que se firman los acuerdos o contratos han sufrido un cambio relevante que, además, es realmente negativo para una de las partes.
¿En qué situación nos encontramos entonces?
El punto de origen se puede situar en el artículo 1091 del Código Civil, que dice que “las obligaciones que nacen los contratos tienen fuerza de ley entre las partes contratantes, y deben cumplirse al tenor de los mismos”.
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¿Y si las circunstancias iniciales han cambiado?
En el caso de que las circunstancias iniciales hayan cambiado tanto como para que afecte a la esencia del contrato o acuerdo que se alcanzó inicialmente, se utilizan las cláusulas MAC.
Estas cláusulas, se utilizan en estas situaciones por ser una figura jurídica que consiste en pactar de antemano qué consecuencias tendría que se produjera un cambio adverso relevante sin que ninguna de las partes incurriera en un incumplimiento ni se vean atrapados en un contrato que ya no tuviera sentido.
¿Cómo definir las cláusulas MAC?
Así, para que sea eficaz, es muy importante que la redacción de las cláusulas MAC sea lo más detallada posible, ya que, ser precisos en estos aspectos nos va a facilitar que, en caso de tener que acudir a ellas, no existan conflictos de interpretación que puedan llegar incluso a resolverse por los tribunales.
Volviendo sobre las situaciones que imaginábamos antes, vamos a reflejar algunas consecuencias que podrían establecerse en una cláusula MAC:
- Si la empresa que va a ser adquirida ha perdido a su principal cliente, el precio de compra podría bajar, o se podría permitir a la compradora retirar su oferta con devolución de cantidades ya entregadas.
- Si el Ayuntamiento nos retira la licencia, podría establecerse la opción de rescindir el contrato de arrendamiento del local sin penalización por no poder ejercer la actividad, o que se nos permitiera un periodo de carencia concreto para poder replantear el negocio.
- En caso de que se sufriera una fuerte subida de precio de las materias primas, se podría pactar que cada una de las partes asumiría un 50% del coste, o que se podría rescindir el mismo.
En cualquiera de los casos, como decíamos, lo más importante es definir con el máximo detalles cuales son esos cambios adversos relevantes y redactar, también de forma muy puntillosa, qué va a ocurrir en cada uno de los casos.
Todo ello, en relación con el artículo 1.256 del Código Civil, que nos indica que “la validez y el cumplimiento de los contratos no puede dejarse al arbitrio de uno de los contratantes”. Siendo muy pulcros en la redacción, conseguiremos que la cláusula despliegue toda su eficacia, ya que son completamente vinculantes entre las partes.
Origen de las Cláusulas MAC
El origen de las cláusulas MAC se sitúa en el derecho anglosajón y se aplican, sobre todo, en el mundo de las Fusiones y Adquisiciones de empresas, pero en realidad, dado que su redacción debe acomodarse explícitamente a cada situación, pueden emplearse en multitud de negocio jurídicos. Donde cobra más sentido y volviendo a los ejemplos, es en los casos en los que trascurre un plazo de tiempo entre que se pacta el precio de la compra y se lleva a cabo la operación (compraventa de empresas), en los contratos de suministro, en los tractos de sucesivo como puede ser un arrendamiento o aquellos que nazcan en un mercado donde exista gran incertidumbre.
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